La Poncia: Tirana de todos los que la
rodean. Es capaz de sentarse encima de tu corazón y ver cómo te mueres durante
un año sin que se le cierre esa sonrisa fría que lleva en su maldita cara.
(“La
Casa de Bernarda Alba”, Acto Primero, 23-25, Federico García Lorca)
Tras
haber leído los dos primeros actos de la maravillosa obra “La Casa de
Bernarda”, escrita por el escritor español Federico García Lorca, la mejor
descripción de la personalidad de Bernarda en estos dos primeros actos es la
dada por “La Poncia” cuando estaba hablando con la Criada.
La Poncia, quien
había trabajado en la casa de Bernarda la mayor parte de su vida, categoriza a
su patrona (Bernarda) como una autentica tirana que ejercía dominio completo
sobre la casa y no le importaba la vida de los demás. Al leer la obra, la
primera impresión que tuve de Bernarda fue la de una mujer déspota, poco
sensible ante el sufrimiento de los demás, y odiada por la gente que la conoce.

La actitud de Bernarda de ser una mujer fría, quien solo se preocupa por su bienestar y el de sus hijas dejando a un lado los sentimientos de la gente que le rodea, me recordó a la película de Walt Disney, “La Cenicienta”. En esta película, al igual que en la obra, la madrastra de Cenicienta quien convive con sus hijas, demuestra una actitud muy similar a la de Bernarda. La madrastra de la película trata muy mal a Cenicienta; tiene una actitud muy fría, de dominio y suprema autoridad. Cenicienta, al igual que La Poncia, son victimas de ese dominio absoluto infringido tanto por Bernarda como la madrastra, y el sufrimiento de ambas es totalmente evidente. La Poncia, por ejemplo, es sumamente explicita cuando dice…” Es capaz de sentarse encima de tu corazón y ver cómo te mueres”.
Tanto en la película “La Cenicienta” como en la obra, podemos claramente apreciar la misma personalidad por parte de las dueñas de casa. Tanto la madrastra como Bernarda, son personas frías, déspotas, crueles, “Tiranas de todos los que las rodean.”
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