Se sentó donde tú estás sentado ahora,
puso los codos sobre la mesa como tú los tienes, se cogió la cabeza, como tú la
tienes, y se quedó mirándome como me estás ahora mirando
(“El
que se enterró”, pg. 49, Miguel de Unamuno)
Uno
de los temas que mas sobresalen en la obra “El que se enterró”, escrita por el
autor español Miguel de Unamuno, es el cuestionamiento de la identidad y la
incapacidad de la lógica y el pensamiento racionalista de explicar los
acontecimientos que ocurren en la realidad.
Al principio de la obra, Emilio,
quien era un “joven jovial, dicharachero y descuidado”, es victima de una
curiosa transformación que lo transformo en un “hombre tristón, taciturno y
escrupuloso.” Tras leer la obra detalladamente y reflexionar cuidadosamente en
esta curiosa transformación, podemos encontrar dos tipos de personas totalmente
anacrónicas que terminan siendo casi similares al final. Antes de su curiosa
transformación, Emilio era visto como un joven descuidado y jovial; al parecer
su apariencia y carácter contrastaban con el carácter de la sociedad en la que
vivía. Sin embargo, al momento de la descripción de la transformación podemos
notar algo sumamente interesante. La nueva identidad de Emilio parece tener
mucha similitud con la del narrador, y Emilio es quien lo hace evidente al
mencionar la frase“ se sentó donde tu estas ahora… se quedó mirándome como me
estás ahora mirando”.
Al
parecer, Emilio perdió su identidad única y diferente para adaptarse a un mundo
completamente distinto y poder ser respetado por la sociedad. En la obra “el extranjero” escrita por el
escritor Francés Albert Camus, el
personaje principal cuyo nombre es Meursault, es totalmente lo opuesto a
Emilio. A Meursault no le importa en absoluto lo que sucede alrededor suyo, y
es categorizado por muchos escritores como existencialista.
En
ambas obras, el concepto de identidad esta presente. En la obra “El que se
enterró”, por ejemplo, el personaje principal cambia su identidad para
favorecer a las demandas de la sociedad, mientras que en la obra “el extranjero”,
Meursault se muestra indiferente de lo que piensen los demás de el, y conserva
su identidad durante toda la obra.
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