Mas a pesar del tiempo terco,
Mi sed de amor no tiene fin;
Con el cabello gris me acerco
A los rosales del jardín…
(“Canción
de otoño en primavera”,61-64, Rubén Darío)
En
su fabulosa obra poética conocida con el nombre de “Canción de otoño en
primavera”, Rubén Darío, famoso escritor Nicaragüense, expone las dificultades
que ha tenido a lo largo de su vida por encontrar la mujer perfecta para el.
A lo largo de su vida, Rubén
Darío tuvo muchos problemas en encontrar a la mujer perfecta. En su "Canción de Otoño en Primavera", Darío refleja sus sentimientos en cuanto a su vida amorosa e invita al lector a conocer las dificultades que a tenido con diversas mujeres. Gustavo Adolfo
Bécquer, por ejemplo, experimentó sentimientos y sensaciones
similares a las de Darío.
En su Rima XI, Bécquer expone su frustración por no encontrar la mujer con la cual el se sienta a gusto y conforme. Bécquer expone dos tipos de mujeres en su Rima XI. Ambas mujeres parecen tener pasión y características físicas que atraerían a cualquier hombre; no obstante, Bécquer rechaza a ambas y opta por la tercera mujer que es inalcanzable e imposible; que no existe físicamente en el mundo, pero si en su imaginación.
En su Rima XI, Bécquer expone su frustración por no encontrar la mujer con la cual el se sienta a gusto y conforme. Bécquer expone dos tipos de mujeres en su Rima XI. Ambas mujeres parecen tener pasión y características físicas que atraerían a cualquier hombre; no obstante, Bécquer rechaza a ambas y opta por la tercera mujer que es inalcanzable e imposible; que no existe físicamente en el mundo, pero si en su imaginación.
Tanto
Rubén Darío como Gustavo Adolfo Bécquer se vieron frustrados por la vasta
dificultad de encontrar a la mujer perfecta. No obstante, tras varios intentos fallidos, continuas decepciones amorosas a lo largo de su juventud y estando bastante avanzado en edad, Rubén deja claro en esta estrofa que a pesar de tantos tropiezos amorosos, su “…sed de amor no tiene fin..”; y a pesar de estar con cabello gris y con una edad un cuanto recorrida, Darío deja claro que aún conserva su juventud interior y que continúa acerándose a las hermosas jóvenes a las que se refiere como “…rosales del jardín...”.
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